El candidato presidencial del Partido Demócrata Cristiano de Honduras (PDCH), Enrique “Chano” Rivera, ha encendido la polémica con sus más recientes propuestas; implementar la pena de muerte para violadores de niños y anexar Honduras a Estados Unidos.
Rivera, un publicista y empresario de medios que antes trabajó para campañas del Partido Nacional, ahora intenta presentarse como “independiente”, aunque su discurso ha sido catalogado por analistas como populista, extremo y poco serio.
Con un estilo sensacionalista, “Chano” ha recurrido a banderas estadounidenses, frases como “unámonos a los gringos” y promesas de “cambiarlo todo” para ganar atención mediática.

Sin embargo, su propuesta de pena de muerte contra violadores de niñez no solo ha generado rechazo de defensores de derechos humanos, sino que también se percibe como un recurso político desesperado en medio de un país donde el verdadero problema es la impunidad y la corrupción que protegen a criminales.
Mientras Honduras enfrenta una crisis de justicia y un sistema judicial debilitado, la solución no parece estar en propuestas extremas ni en entregarle la soberanía a otro país, sino en fortalecer las instituciones y garantizar que los culpables enfrenten condenas reales.
Las declaraciones de “Chano” Rivera revelan un populismo oportunista, que juega con el dolor de las víctimas para ganar votos, sin ofrecer soluciones viables ni responsables para los graves problemas que enfrenta Honduras.

