Salvador Nasralla ha usado el discurso «anticorrupción» como lema para obtener votos. Pero su respaldo al diputado Jorge Cálix acusado de usar fondos del Instituto de la Propiedad (IP), para financiar una ostentosa y fracasada campaña.
Sin embargo, en lugar de tomar distancia, Nasralla ha optado por aliarse con él, a pesar de haber construido su carrera política sobre una supuesta lucha frontal contra la corrupción.
CARGOS A CAMBIO DE DINERO
Nasralla también se ha visto envuelto en actos como sobornos, pues en meses anteriores se filtró una conversación donde supuestamente solicitaba una cuota para su campaña a cambio de Secretarías (que ni siquiera ha ganado).
Meses atrás, se filtró un mensaje que compromete aún más la credibilidad del también presentador de televisión y candidato a la presidencia por el Partido Liberal.
Según el contenido de ese mensaje, Nasralla habría ofrecido a Cálix una serie de cargos en instituciones del Estado en caso de llegar al poder.
Entre los puestos mencionados se incluyen viceministerios en Gobernación y Desarrollo Económico, la subdirección del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), y direcciones dentro del Instituto Hondureño de Turismo.
El mensaje también establece, presuntamente, una cuota económica que Cálix debía aportar de forma mensual desde mayo hasta noviembre.
El dinero, según se señala, estaría destinado a financiar la campaña presidencial de Nasralla. Esta especie de “reserva de cargos” podría constituir un delito si se comprueba la autenticidad del intercambio.
Ni Nasralla, ni Cálix, tienen autoridad moral para hablar de transparencia, cuando uno es reiteradamente vinculado con el mal uso de recursos públicos, mientras que el otro le celebra sus actos de corrupción como si fueran un logro.

