El expresidente de Bolivia, Evo Morales, denunció que la supuesta lucha contra las drogas promovida por Estados Unidos no tiene como verdadero objetivo frenar el narcotráfico, sino ejercer presión política y someter a los gobiernos de América Latina.
Según Morales, la estrategia antidrogas de Washington funciona como un mecanismo de intervención que opera bajo el pretexto de combatir el crimen organizado.Morales afirmó que la DEA ha impulsado —durante décadas— una “guerra falaz” contra las drogas, la cual, en su criterio, solo ha servido para justificar la injerencia en países que buscan ejercer su soberanía.
El exmandatario recordó que durante su gobierno expulsó a la DEA de Bolivia y aseguró que el país logró avances significativos en la lucha contra el narcotráfico sin la presencia de agentes estadounidenses.
Las declaraciones surgen en un momento de debate interno en Bolivia, ante la posibilidad de retomar la cooperación con agencias estadounidenses tras casi dos décadas de distanciamiento. Para Morales, permitir nuevamente la presencia de la DEA sería un retroceso que pondría en riesgo la soberanía nacional y abriría la puerta a una mayor dependencia política.
El actual gobierno ha rechazado las acusaciones del exmandatario, calificándolas de infundadas y asegurando que cualquier cooperación internacional se orienta exclusivamente al combate del crimen organizado.
Sin embargo, las advertencias de Morales reavivan un debate histórico sobre si la llamada “guerra contra las drogas” responde a una estrategia de seguridad global o si, como él sostiene, es una herramienta de control geopolítico utilizada por Estados Unidos en la región.
