Un movimiento de último minuto en el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras ha desatado una crisis de credibilidad y denuncias de fraude electoral al amanecer de la jornada cívica.
La noche del 29 de noviembre una coalición de dos tercios de los consejeros de la derecha modificó unilateralmente las reglas informáticas clave para el procesamiento de resultados, una acción que, según expertos y el consejero disidente, viola la ley electoral, los estándares internacionales y hasta la aritmética básica.
La modificación, aprobada en la noche previa a la votación, es catalogada como intolerable y un intento directo de manipular el resultado al permitir que el sistema de conteo digital valide y contabilice actas con evidentes inconsistencias numéricas y un número de votos que excede dramáticamente el de votantes registrados.
El centro de la controversia radica en la alteración de los parámetros de tolerancia del software de transmisión y procesamiento de resultados. La nueva directriz permite que se incorporen al conteo final actas de mesas de votación donde se registran anomalías flagrantes.
- La norma modificada permite la validación de un acta que muestre, por ejemplo, 50 votantes que ejercieron su sufragio (plasmados en el censo de mesa y las firmas), pero que reporta un total de 700 votos a favor de los candidatos.
Esta discrepancia, que cualquier sistema de conteo riguroso rechazaría de inmediato como un error o una manipulación evidente, ahora será aceptada y sumada al resultado nacional. El cambio en las reglas informáticas es la única vía para legalizar estos números evidentemente inflados.
Esto no solo viola la ley, la ética, las buenas prácticas, los estándares. han violado la ley natural: la aritmética. Esto es intolerable. Solo tiene un nombre: es fraude, declaró una fuente cercana al proceso.
La unica voz disidente el consejero Marlon Ochoa
El único funcionario que se opuso firmemente a esta medida es el consejero electoral Marlon Ochoa, quien ha sido consecuente con una postura de transparencia y legalidad desde el inicio del proceso.
El consejero Ochoa, reconocido por su formación académica Máster de la Universidad de Oxford, argumentó enérgicamente que el cambio no solo carece de base legal y ética, sino que destruye la integridad fundamental del proceso electoral al desvincular el resultado de la realidad numérica.
La oposición de Ochoa, sin embargo, fue neutralizada por los dos tercios de votos que ostenta el ala de la derecha en el organismo electoral, imponiendo la nueva regla que, de facto, abre la puerta a la convalidación masiva de actas infladas y viciadas.
Expertos en derecho electoral consultados señalan que modificar las reglas del juego en el último minuto, particularmente aquellas relacionadas con la garantía de la pureza del voto, constituye una violación directa a la Ley Electoral y a los principios de certeza y equidad.
Los manuales de buenas prácticas electorales internacionales prohíben taxativamente la alteración de parámetros de seguridad del sistema de cómputo una vez iniciado el proceso o en la víspera de la votación, precisamente para prevenir la posibilidad de manipulación.
El consenso entre observadores es que esta acción socava la confianza pública en los resultados, independientemente de quién sea el ganador final, y sienta un precedente peligroso para futuras elecciones, poniendo en entredicho la función constitucional del CNE como garante de la democracia.
Consecuencias a nivel nacional e internacional
La denuncia ya ha escalado a nivel internacional. Se espera que misiones de observación de organismos como la OEA y la Unión Europea emitan comunicados urgentes respecto a la legalidad y la transparencia del proceso, lo que podría tener graves consecuencias para el reconocimiento del nuevo gobierno hondureño.
A nivel nacional, la oposición política y la sociedad civil ya han convocado a movilizaciones para exigir la anulación de la norma y el reconteo bajo los estándares originales y verificables.
La pregunta que queda en el aire es si el CNE podrá garantizar unos comicios creíbles después de haber permitido que la violación de la aritmética se convierta en una regla válida para definir el destino político de Honduras.

