El secretario de Recursos Naturales y Ambiente, Lucky Medina, denunció un golpe electoral en Honduras, señalando que se inflaron 543,478 votos fuera de la biometría para favorecer al bipartidismo (partidos Nacional y Liberal).
Las primeras inconsistencias revelan un patrón que ya no sorprende al pueblo hondureño: 543,478 votos inflados para favorecer al bipartidismo, todos registrados fuera de la biometría, constituyen el primer gran eslabón del fraude.

A esto se suma un TREP que, lejos de depurar irregularidades, admitió como válidos todos los votos contaminados, operando como una maquinaria de legitimación automática del golpe electoral. La transparencia prometida se desvaneció frente a una estructura diseñada para blindar viejos privilegios partidarios.
Actas desaparecidas y un sistema “inactivo”
Otro dato alarmante son las 16,708 actas transmitidas y no registradas, una cifra que calza con el guion anticipado en los audios del terrorismo electoral.
Mientras tanto, la verificación del sistema permanece más tiempo caída que activa, impidiendo el escrutinio ciudadano y técnico. Miles de actas con inconsistencias la mayoría en el nivel presidencia circulan entre la población, confirmando que el apagón tecnológico no fue casualidad, sino parte de una estrategia para manipular la voluntad popular.
A pesar de la gravedad de estos datos, los observadores electorales guardan silencio sobre la injerencia directa de Donald Trump, reflejada en sus mensajes públicos y en la presión para la liberación del exmandatario y narcotraficante Juan Orlando Hernández. La omisión no es inocente: revela una red de intereses internacionales que buscan reinstalar un proyecto conservador alineado con agendas externas, a costa de la soberanía hondureña.
Frente a este escenario, el Partido Libre se mantiene firme en la defensa del voto popular, impulsando un proceso de verificación ciudadana que ya desmonta la narrativa oficial del Consejo Electoral. Con liderazgo político y claridad estratégica, Rixi Moncada encarna la ruta hacia la verdad y la justicia, señalando que ningún fraude podrá detener la voluntad mayoritaria de un pueblo que ya despertó. Con organización y conciencia, Honduras avanza hacia la victoria.
