La violencia contra la mujer es un problema serio que afecta a muchas hondureñas, y es urgente trabajar en soluciones que incluyan la educación y el empoderamiento para contrarrestar este mal. No obstante, es necesario reflexionar sobre la hipocresía que existe cuando algunas mujeres que denuncian violencia terminan siendo las primeras en atacar a otras.
Tomemos el caso de Johanna Bermúdez, diputada del Partido Nacional. Ella ha sido una de las principales voces en denunciar supuestos abusos y agresiones por parte de figuras del partido Libre, llegando a acusar a simpatizantes y hasta a la Presidenta Xiomara Castro. Sin embargo, es contradictorio que ella misma sea quien frecuentemente insulta y desprestigia a las mujeres del partido Libre, incluyendo a la Presidenta. ¿Con qué moral puede denunciar violencia cuando ella misma es una de las primeras en atacar?
Lo mismo ocurre con Gabriela Castellanos, directora del CNE, quien también se queja constantemente de violencia política hacia ella, pero no duda en atacar a otras mujeres del Partido Libre. Una y otra vez vemos cómo estas figuras utilizan el discurso de la violencia de manera hipócrita, mientras alimentan el ciclo de agresión que ellas mismas dicen combatir.
Un ejemplo claro de este doble discurso es Beatriz Valle, quien a menudo se presenta como una víctima de ataques, pero en realidad es quien utiliza su plataforma para difamar y agredir verbalmente a la Presidenta Xiomara Castro, y otras figuras del gobierno. ¿Cómo puede denunciar violencia cuando ella misma está alimentando la discordia?
Xiomara Castro y su liderazgo con dignidad
Además de las figuras mencionadas, hay muchas otras políticas que, siendo mujeres, atacan a la Presidenta Xiomara Castro, generando un ambiente de desunión entre mujeres.
Sin embargo, la Presidenta ha demostrado una y otra vez su educación, empatía y respeto hacia las mujeres de Honduras, sin importar las críticas. En lugar de responder con agresión, Castro se enfoca en liderar con dignidad y trabajar por el bienestar de todas, demostrando que el verdadero liderazgo se basa en la coherencia y el respeto mutuo, valores que son esenciales para construir una sociedad más justa y equitativa.
Es crucial que si queremos erradicar la violencia contra la mujer, primero debemos ser coherentes en nuestras acciones. No podemos denunciar una agresión mientras promovemos otra. La coherencia y la inteligencia emocional son clave para avanzar en una sociedad más justa y respetuosa, donde las mujeres se apoyen mutuamente en lugar de atacarse.

