En el tercer debate sobre la Ley de Justicia Tributaria (LJT), los diputados del Partido Nacional de Honduras (PNH) y del Partido Liberal de Honduras (PLH) decidieron, una vez más, darle la espalda al pueblo hondureño al boicotear la ley.
Los diputados cachurecos y liberales quienes están acostumbrados a no trabajar, abandonaron el Hemiciclo Legislativo con el fin de frenar la discusión de una ley que viene a corregir décadas de injusticia fiscal.
Lo irónico es que al darse cuenta de que el Congreso aún mantenía el quórum necesario para continuar, regresaron, pero no para aportar ideas ni debatir, sino únicamente para sabotear la aprobación.
Como buenos peones de las 10 familias más ricas de Honduras, cumplieron su rol: proteger a quienes los patrocinan, los que históricamente han evadido impuestos mientras el pueblo paga aranceles por cada centavo ganado.
Ante el vil acto del bipartidismo, el ministro de la Secretaría de Finanzas (SEFIN), Christian Duarte, expresó:
“Debería darles vergüenza que en este país un rico no pague impuestos y sean los pobres quienes sostienen la economía nacional”.
Mientras una persona pobre puede llegar a pagar hasta el 50% de sus ingresos en impuestos, un miembro de las 10 familias más ricas apenas aporta un miserable 0.03%.
BIPARTIDISMO: LOS LACAYOS DE LAS 10 FAMILIAS MÁS RICAS
Durante los 12 años de la narcodictadura cachureca, el sistema tributario fue manipulado para favorecer a una minoría privilegiada a costa del empobrecimiento del pueblo.
Ellos regalaron exoneraciones fiscales a grandes empresarios mientras se elevaban los precios y se recortaban derechos básicos.
Esa receta de desigualdad es la que defienden los diputados de oposición, con el mismo cinismo de siempre.
La Ley de Justicia Tributaria no busca quebrar empresas ni ahuyentar inversiones, como dicen los defensores de las 10 familias.
Su objetivo es claro: equilibrar la carga fiscal, eliminar abusos, aumentar la recaudación estatal y garantizar que los recursos lleguen a obras sociales que beneficien al pueblo, no a los bolsillos de los mismos de siempre.
El diputado Juan Barahona del Partido Libertad y Refundación (Libre), señaló que la ley fue ampliamente socializada.
“Lo que pasa es que hoy salieron los peones de la oligarquía a defender a sus patrones. No les interesa el país, les interesa que los ricos sigan sin pagar impuestos”.
La lucha por la justicia fiscal es una deuda histórica con quienes han cargado con el peso de un sistema que nunca fue diseñado para empobrecer al pueblo y enriquecer a unos pocos.
Y aunque el bipartidismo la boicotee la Ley de Justicia Tributaria, el pueblo revolucionario la respalda porque sabe que las 10 familias más ricas, deben pagar lo que les corresponde.

