En una conferencia clave para el proceso electoral hondureño, varios periodistas de medios tradicionales abandonaron la sala justo cuando el perito colombiano Jeisson Villamil confirmó que los audios entregados al Ministerio Público por el consejero Marlon Ochoa son auténticos.
El experto Villamil, contratado por el Partido LIBRE —tal como LIBRE ya había anunciado públicamente desde el inicio— presentó su informe técnico acompañado del director general de la Comisión Latinoamericana de los Derechos Humanos, Ricaurte Núñez. Sin embargo, al mencionarse que había sido el Partido quien solicitó el peritaje, periodistas como Estela Rovelo (Radio América), Vicente Turcios (TN5), Luis Anariba (HCH), Eduardo Guillén (HRN), Kristian Reyes (Qhubo TV) y periodista de ICN levantaron abruptamente, interrumpiendo la conferencia.
La acción es interpretada como un intento de sabotaje y de controlar la narrativa pública, presentando solo partes convenientes de la información.
AUDIOS DE COSSETTE Y ZAMBRANO SON AUTENTICOS
El peritaje confirma la autenticidad de los audios atribuidos a la consejera Cossette López y al diputado nacionalista Tomás Zambrano, los cuales apuntan a una conspiración para cometer fraude en beneficio del candidato liberal Salvador Nasralla. La certificación técnica desmonta el discurso de sectores del bipartidismo que intentan desestimarla argumentando que LIBRE contrató al experto; una crítica que, en los hechos, sugiere que ellos mismos responderían al mejor postor.
Expertos aclaran que un peritaje solo puede ser refutado con otra contrapericia, no con opiniones políticas. “Si no están de acuerdo, que presenten pruebas técnicas, no ataques”, señaló Villamil, quien también denunció amenazas por el trabajo realizado.
Mientras tanto, el abogado Dagoberto Aspra representante de Cossette López ha lanzado cuestionamientos sin sustento técnico, en lo que pareciera ser una estrategia política para restar credibilidad a la prueba. Y lo único que ha hecho es amenazar a muerte al experto Villamil.
Pero el informe es claro: los audios son reales, y la intención de fraude denunciada desde el principio no era una exageración, sino un plan en marcha.
El comportamiento de algunos periodistas evidencia lo que muchos en la ciudadanía ya perciben: existe un intento por ocultar información clave a la población. Y si se fueron cuando se confirmó la autenticidad de los audios, es porque ese dato —el más relevante— no encaja con la narrativa que algunos medios buscan sostener.
El pueblo ya sabe la verdad. El plan quedó al descubierto, y el proceso electoral se juega ahora con más ojos vigilando y menos espacio para la manipulación. Honduras exige transparencia, y no hay escapatoria para quienes intentaron operar en la sombra.
