Este fin de semana Salvador Nasralla, volvió a ser tendencia, no por alguna propuesta innovadora, sino por unas fotografías que lo mostraban en plena campaña, viajando nada menos que en helicóptero.
Sí, el mismo Nasralla que nunca pierde oportunidad para criticar a la Presidenta Xiomara Castro, por los supuestos «lujos» en su gobierno, ahora parece haberse acostumbrado a un estilo de vida que antes tachaba de innecesario. ¿Hipocresía en el aire? Quizás solo es una nueva estrategia electoral… a vista de pájaro.
Es curioso ver cómo el autoproclamado defensor de la austeridad ahora prefiere los cielos a las carreteras. Mientras acusa a la Presidenta Castro, de despilfarrar recursos, Nasralla ya no se molesta en pisar el suelo hondureño, salvo para las fotos de campaña y pedir el voto, claro. Su avión de críticas parece tener un combustible selectivo: condenar los lujos ajenos, mientras los propios van volando alto, muy alto. Porque, al parecer, el tráfico y los caminos difíciles son para otros.
Pero la pregunta que todos se hacen es: ¿Quién financia este nuevo estilo de campaña aérea? Porque un helicóptero no se llena de combustible con promesas de cambio, y los vuelos no son precisamente baratos. Mientras tanto, Nasralla sigue esquivando esa incómoda cuestión, como si el pueblo no se diera cuenta de que los «vuelos de austeridad» no existen. Quizás sea hora de que, así como cuestiona a otros, también nos dé explicaciones sobre sus nuevas alas.
Nasralla aterriza en hipocresía
Entre sus críticas a la Presidenta, parece que Nasralla olvida que hay un límite entre la coherencia y la conveniencia. En tierra firme, sus palabras no suenan tan convincentes como desde las alturas. Aunque lo más gracioso es que aún pretende darnos lecciones sobre cómo deben vivir y gobernar los demás, mientras él disfruta de vistas panorámicas a costa de… ¿quién?
Cabe mencionar que, estas fotografías fueron en un evento político en el Departamento de Olancho. Pero hay que recordarle que este a criticado Olancho. En una entrevista de 2023, Nasralla se refirió a los habitantes de esa región como «inditos sin modales».
Así que ahí lo tenemos, Salvador Nasralla, volando alto en sus promesas, pero aterrizando muy mal en la coherencia. El hombre que critica desde el suelo pero vuela sobre sus propias contradicciones. Nos queda por ver si este nuevo capítulo de «Nasralla y sus lujos» termina con una explicación o si seguirá evadiendo preguntas, tal como ahora evade las carreteras.
