El partido Libre se enfoca en dignificar al pueblo y la refundación de Honduras, mientras que el bipartidismo continuará con su modelo privatizador.
Durante doce años, el Partido Nacional de Honduras (PNH) convirtió el país en una maquinaria de corrupción. Privatizaron lo público, crearon 80 fideicomisos para desviar fondos, impusieron Alianzas Público-Privadas (APPs) que fracasaron y beneficiaron a sus socios, y endeudaron al país hasta el cuello.
Según el informe Alianzas Público-Privadas y su huella en la deuda pública, presentado el 7 de junio de 2024 por Latindadd y Fosdeh, el modelo de alianzas público-privadas contribuyeron al aumento de la deuda pública sin recurrir directamente a los fondos del Presupuesto General de Ingresos y Egresos, ya que su implementación ha sido gestionada mediante fideicomisos.
Ante la ausencia de un régimen verdaderamente regulatorio, las alianzas público-privadas fueron utilizadas de manera poco transparente y, en algunos casos, con abusos o condiciones leoninas a favor del sector privado.
El ministro de la Secretaría de Finanzas (Sefin) en un programa de televisión indicó:
“Que Honduras enfrenta dos visiones del presente y del futuro: por un lado, los que privatizaron lo público, crearon 80 fideicomisos, APPs fracasadas, septuplicaron la deuda, desfalcaron el tesoro nacional, aumentaron los impuestos a los pobres y perdonaron impuestos a los ricos”.
LA REFUNDACIÓN DE HONDURAS
Con la llegada al poder de la presidenta Xiomara Castro, Honduras dio un giro sorprendente. Se recuperó la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), se comenzó a desmontar el modelo de saqueo y se apostó por la inversión social.
Se han fortalecido programas agrícolas, incrementado los salarios en salud y educación, y priorizado el acceso a la energía y el agua como derechos, no como privilegios.
Además, se acabó con el secretismo en el uso de la deuda. Hoy se paga con responsabilidad, sin comprometer el futuro.
Y por primera vez en años, la pobreza ha comenzado a reducirse. El desempleo también ha bajado, y el país está regresando a la agenda internacional no como un narcoestado, sino como un ejemplo de refundación democrática y soberana.
Honduras enfrenta dos caminos en las elecciones del 30 de noviembre: volver a los días oscuros del saqueo y el narcotráfico, o consolidar la revolución con justicia social.

