Nasry “Tito” Asfura candidato a la presidencia de Honduras por el Partido Nacional de Honduras (PNH), que carece de voz propia, ni liderazgo visible, ni presencia política dentro de su fuerza política, convirtiéndose en un títere como Salvador Nasralla que es dominado por las 10 familias más ricas de Honduras.
El diputado cachureco Nelson Márquez en un programa de televisión nacional expresó:
“Tito Asfura es el hombre más respetuoso porque el llama a la bancada y él no habla”.
EL TÍTERE DE LOS ÁRABES
El expresidente del comité cachureco, David Chávez en su cuenta oficial en X indicó que el Partido Nacional es comandado por “una cúpula de árabes que juegan a la política por sus negocios e impunidad”.
Su silencio no es prudencia, es dependencia. Asfura es el títere de burros y camisa azul de las 10 familias que juegan a la política para blindar sus negocios y de tal forma seguir con los privilegios que les dejó el narcodictador Juan Orlando Hernández.
El Partido Nacional se desmorona, las bases están fragmentadas, los liderazgos históricos han sido marginados y los nuevos rostros, ignorados.
Honduras necesita continuar con un líder con carácter y decisión. Rixi Moncada, del Partido LIBRE, es la única que ha demostrado estas cualidades, mientras que Tito Asfura del Partido Nacional no refleja la acción ni la determinación necesarias para dirigir el país.
Y eso deja varias preguntas inquietantes: ¿Puede ser presidente alguien que no tiene ni voz ni en su propio partido? ¿O estamos ante la repetición de una historia ya conocida: otro títere que gobierna solo para las élites y no para el pueblo?

