Tras el mensaje que Donald Trump público en su cuenta de X, le ha dado una cachetada con guante blanco al candidato liberal, Salvador Nasralla al calificarlo de oportunista y dejar claro que no cuenta con su respaldo político.

Y esto lo que estamos viendo no es un acto de simpatía ni de fe electoral, sino un cálculo geopolítico.

Especialmente dentro del Partido Republicano ya se sabía que Salvador Nasralla “no cuajó”, no logró construir estructura, no prendió territorialmente y que nunca lideró la intención real de voto. Por eso en las encuestas que lo mostraban arriba formaron parte de “una narrativa mediática” y no del reflejo del país.

Mientras los medios inflaban números en las comunidades, en las JRV y en los liderazgos territoriales, el liderazgo real según encuestas nacionales e internacionales siempre lo habría tenido Rixi Moncada. Algo que lo saben los embajadores, los consultores internacionales, los analistas de datos y los gobiernos a nivel mundial.

¿Qué hace Washington cuando un candidato que supuestamente lidera no despega?. Lo descarta, bajo esa misma lógica, sostiene que Trump no respaldó a Nasralla, aunque este viajó, buscó fotos, aplaudió políticas migratorias y trató de alinearse, pero que, al final, para Estados Unidos simplemente no tiene la posibilidad real de ganar.

Además, en el mensaje de Trump en la decisión por apoyar al partido que todavía conserva estructura, operadores, dinero, medios, maquinaria electoral y presencia en las mesas, a pesar de que el Partido Nacional haya sido señalado en juicios de Nueva York como un “narcopartido político”, de que su último expresidente JOH esté condenado por narcotráfico y de que su historia esté marcada por múltiples delitos y fraudes.

La pregunta que se haría es ¿por qué lo hacen?, afirmando que, para Washington, ese partido es el único vehículo capaz de intentar competirle a Rixi Moncada.

Trump no busca un ganador limpio, busca un contrapeso funcional, y Nasralla no representaba ese contrapeso. Por esa razón el respaldo va para Tito Asfura, “no porque inspire confianza ni porque represente democracia”, sino porque es la última carta que le queda a la derecha pegando manotazos de ahogados.

Si Salvador Nasralla realmente liderara encuestas, Trump estaría con él. Pero no está, y eso lo dice todo. Lo demás asegura fueron “encuestas infladas, titulares y primeros lugares que fueron pura ilusión óptica mediática”. La realidad está en la calle, en la organización, en la defensa del voto, en las actas y que Honduras ya decidió, que la próxima presidenta será la Abog. Rixi Moncada.

Ante esto, la soberbia en política tiene un costo altísimo y un daño irreparable y Nasralla, según él, mencionaba que “no se metan conmigo, yo soy el niño bonito de los gringos”, despreciando al pueblo hondureño al no centrar sus esfuerzos en Honduras y de creer que Donald Trump le impondría la banda presidencial. Y ahora, su ídolo lo tilda de comunista.

Afirmando que Nasralla debió salir con un posicionamiento de condena a la injerencia, lo cual le hubiese sumado, pero en cambio, salió con más arrastre y no se defendió, “triste papel del señor de la televisión”.

Las elecciones se ganan en Honduras, visitando pueblo a pueblo, no mendigando respaldo de foráneos.


Deja un comentario

Descubre más desde Mi Nota

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Verificado por MonsterInsights