El vicecanciller de la República, Gerardo Torres Zelaya, declara contundente en sus redes sociales, cuestionando la falta de pronunciamiento público por parte de sectores religiosos y medios corporativos frente al escándalo del narcovideo, que vincula al excandidato presidencial Mauricio Villeda con el financiamiento del narcotráfico.

El caso, revelado a través del expediente judicial 15-CR-379 en una corte de Estados Unidos, señala que Villeda habría recibido $400,000 de la organización criminal «Los Cachiros» para financiar su campaña en 2013, con la intermediación del golpista Roberto Micheletti.

Sin embargo, según Gerardo, el hecho ha sido recibido con una preocupante indiferencia por sectores que antes se presentaban como guardianes morales del país.

“¿Mencionará el cardenal Óscar Andrés Rodríguez en su homilía del domingo los 400 mil dólares que los Cachiros entregaron a Villeda para su campaña?”, escribió el funcionario en su cuenta oficial.

El vicecanciller también aludió directamente al Opus Dei y a la Confraternidad Evangélica de Honduras, a quienes atribuye una postura pasiva, a pesar de su cercanía ideológica con el político liberal implicado en el escándalo. A juicio del funcionario, ese silencio “decepciona a una nueva generación de creyentes que exige coherencia”.

Incluso fue más allá al recordar el papel de algunas iglesias en el pasado reciente del país:

“¿Les preocupa que la gente recuerde que en ninguna de las tantas oraciones que hicieron por Juan Orlando el Espíritu Santo les reveló el nivel de delincuente que era?”, escribió Torres, en una crítica directa a los líderes evangélicos que respaldaron al expresidente Hernández, hoy preso en EE.UU. por narcotráfico.

MEDIOS CORPORATIVOS VENDIDOS TAMBIÉN EN LA MIRA

Torres no dejó fuera de sus críticas a los medios tradicionales, señalando que muchos de ellos que antes amplificaban denuncias de corrupción ahora «callan o minimizan» las pruebas que involucran a políticos con estructuras criminales.

El funcionario cerró su pronunciamiento haciendo un llamado a la movilización ciudadana convocada para el 16 de agosto, la cual —dijo— busca, entre otras cosas, impedir que figuras señaladas por vínculos con el narcotráfico vuelvan a ocupar el poder político en Honduras.

Las declaraciones del vicecanciller abren un debate incómodo: ¿Por qué las instituciones religiosas y mediáticas que alguna vez encabezaron llamados a la moral pública hoy optan por el silencio ante una denuncia respaldada por pruebas judiciales internacionales?

El silencio, como dice Gerardo Torres, también comunica. Y en el contexto de un país que aún lucha por recuperar su institucionalidad tras una década de narcoimposición política, la omisión puede convertirse en complicidad.