El abogado y analista político, Ricardo Soto, denunció públicamente la implementación de una sofisticada estrategia de fraude electoral denominada “empantanamiento de las actas”. Según el jurista, este mecanismo no es una práctica inédita, sino una evolución de irregularidades históricas destinadas a neutralizar la legitimidad de las denuncias y proteger a los verdaderos responsables de la alteración de resultados en Honduras.
La maniobra, calificada por Soto como una “artimaña perversa y calculada”, consiste en la introducción de votos falsos de manera generalizada en las actas de todos los partidos políticos contendientes. El objetivo primordial de esta acción es generar un escenario de culpabilidad compartida que impida señalar a los perpetradores originales.
“Es una estrategia de manipulación y engaño que no solo busca inflar resultados, sino neutralizar cualquier denuncia legítima”, advirtió el profesional del derecho.
El mecanismo del engaño
De acuerdo con el análisis del asesor, la táctica opera bajo una lógica de confusión pública. Al detectar el fraude, los responsables utilizan las actas alteradas de otros partidos para argumentar que todos los sectores han incurrido en las mismas prácticas. Esta narrativa de “todos somos iguales” busca, en última instancia, silenciar a los denunciantes y desprestigiar cualquier intento de fiscalización.
El abogado enfatizó que esta modalidad pretende «ensuciar todo el proceso para que nadie pueda señalar a los culpables sin quedar también embarrado». Con ello, se busca esconder la identidad de quienes mueven los hilos del fraude detrás de un «pantano» de irregularidades administrativas y políticas.
Un llamado a la vigilancia
Soto hizo un enérgico llamado a la ciudadanía y a los actores políticos para que reconozcan estas señales de alerta. El asesor sostiene que la intención de fondo es desviar la atención de la opinión pública y garantizar la impunidad de los responsables mediante la erosión de la credibilidad del sistema electoral hondureño.

