La crisis interna del Partido Liberal de Honduras (PLH), volvió a quedar al descubierto luego de que el candidato presidencial Salvador Nasralla y el coordinador del partido Roberto Contreras, dieran versiones completamente opuestas sobre el control de las actas electorales de la elección del 30 de noviembre.
Mientras Nasralla asegura tener “el 100%”, Roberto Contreras admite que ni siquiera lograron llenar las mesas a nivel nacional.
El conflicto inició cuando Contreras, en declaraciones públicas, afirmó que el Partido Liberal no contaba con todas las actas y que en muchos puntos del país no pudieron colocar representantes de mesa. Lo que habría dificultado tener un registro completo y confiable del escrutinio.
Pero casi de inmediato, Nasralla salió al desmentirlo y aseguró en su cuenta de X:
“Tenemos el 100% de las actas originales de la elección presidencial del 30 de noviembre, la mayoría con recibo. Ninguna otra persona, aunque sea autoridad de nuestro glorioso partido, puede saber de esto”, escribió Nasralla.
Dejando claro que ni diputados, ni alcaldes, ni el propio coordinador del partido han tenido acceso a las actas.
Nasralla insistió en que la información es “delicada” y manejada con total discreción, y pidió no creer en versiones de dirigentes liberales que “con buena o mala intención” dan declaraciones sobre un proceso que no conocen.
UNA DIVISIÓN QUE YA NO SE PUEDE OCULTAR
Las declaraciones cruzadas exponen una ruptura evidente dentro del Partido Liberal:
Un candidato que asegura tener todas las actas y un sistema propio de cómputo.
Y un coordinador que parece haber vendido a su candidato presidencial al Partido Nacional.
El liberalismo vuelve a mostrar su desorden interno, su falta de mando y su eterna pelea por quién tiene “la verdad” de los números.
Entre el “gracias por participar” y las “actas privadas”, el Partido Liberal exhibe que, lejos de ir en una misma línea, están peleando por ver quién controla los pedazos de un partido que se destruye solo.
