A pocos días de las elecciones generales, Marlon Ochoa se consolida como el único consejero electoral que mantiene una postura firme en defensa de la transparencia y la integridad del proceso. Mientras otros miembros del organismo se mantienen en silencio o minimizan las irregularidades, Ochoa ha asumido de manera pública el compromiso de garantizar que cada voto sea respetado.
Su papel se fortaleció tras la denuncia presentada ante el Ministerio Público, donde entregó 24 audios que, según él, demuestran una conspiración encabezada por la consejera Cossette López para manipular la transmisión de resultados electorales.
En esas grabaciones, Ochoa señala la participación del diputado Tomás Zambrano y un militar activo en un presunto plan para alterar la voluntad popular.La fiscalía confirmó la recepción de la denuncia y abrió una investigación sobre lo que podría constituir una asociación ilícita destinada a influir indebidamente en el resultado electoral.
La divulgación pública de parte de los audios reforzó la percepción de gravedad, colocando la atención nacional sobre la integridad del CNE y la responsabilidad de sus miembros.Mientras López respondió retando a Ochoa a someterse a un polígrafo y cuestionando la autenticidad de los audios, el consejero reafirmó que su obligación es con el pueblo hondureño y no con disputas internas.
Señaló que no tiene “nada que demostrarle a quienes están siendo investigados”, reiterando que su prioridad es evitar que cualquier estructura partidaria o ilegal manipule el proceso.En un órgano presionado por intereses contrarios, Ochoa se ha convertido en la única voz consistente en exigir auditorías, transparencia y vigilancia estricta del conteo.
Su postura lo perfila como el principal garante dentro del CNE para que las elecciones se desarrollen con legitimidad, enviando un mensaje claro: la democracia solo se sostiene cuando alguien está dispuesto a defenderla sin titubeos.

