El titular de la Secretaría de Planificación Estratégica (SPE), Ricardo Salgado, lanzó un fuerte señalamiento público contra lo que describió como un “plan articulado” por sectores de ultraderecha, actores internacionales y estructuras mediáticas, cuyo objetivo sería deslegitimar o incluso interrumpir el proceso electoral en Honduras.

Según Salgado, la estrategia incluye una colusión entre figuras del bipartidismo, ciertos medios de comunicación y personalidades extranjeras. Con el fin de desacreditar la institucionalidad democrática y favorecer cambios en el poder.

En su denuncia, hecha a través de su cuenta en la red social X, el funcionario señaló que en recientes audios revelados por el Ministerio Público se evidencia la participación de representantes del Partido Nacional en conversaciones que aluden a una “colusión con militares” para un posible golpe electoral.

Acciones inmediatas

Salgado mencionó además el involucramiento de la embajada de Estados Unidos: “involucra directamente a la embajada americana”, escribió, apuntando a la participación de asesores y altos funcionarios extranjeros en el supuesto plan de desestabilización.

El funcionario también advirtió que hay una campaña planificada para descalificar a Cossette López, consejera propietaria del Consejo Nacional Electoral (CNE), presentándola como víctima; mientras, según él, ciertos medios y actores internacionales se alinearían para socavar la credibilidad del proceso electoral.

En su llamado, Salgado instó a las autoridades competentes a tomar acciones inmediatas: propuso que se investigue y, de ser necesario, se destituya a quienes considera conspiradores en este plan, al calificarlo como “traición a la patria”. Estas acusaciones se dan en un contexto tenso: la Secretaría que dirige Salgado ha sido objeto de denuncias por supuestas irregularidades en gastos de publicidad y propaganda.

Por su parte, Salgado ha rechazado estas acusaciones y ha asegurado que son parte de una campaña política más amplia para desestabilizar al gobierno. El señalamiento de Salgado pone el foco en la relación entre poder político, diplomacia y medios, y reaviva el debate sobre la soberanía electoral y la injerencia extranjera en Honduras.