Verificación humana vs. Intromisión humana ¿Cuál es la diferencia en un proceso electoral?

A menos de cinco meses de las elecciones generales del 30 de noviembre de 2025, el Consejo Nacional Electoral (CNE) la discusión se centra en el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) y la diferencia entre lo que algunos llaman «verificación humana» y lo que otros denuncian como «intromisión humana».

Verificación Humana: El Rol de las Juntas Receptoras de Votos (JRV)

Como lo ha manifestado en reiteradas ocasiones el consejero del CNE y representante del Partido LIBRE, Marlon Ochoa, la verificación humana ya está contemplada en el proceso electoral a través de las Juntas Receptoras de Votos (JRV).

En estas, cada partido político tiene un representante que supervisa el escrutinio, la elaboración del acta de cierre, su escaneo y transmisión al sistema TREP. Este mecanismo, que no es nuevo, busca garantizar que la información enviada desde las JRV sea correcta y fiel a la voluntad de los votantes.

«En las elecciones que proponemos, sí hay verificación humana; eso se llama JRV, donde hay una persona por partido verificando que se envía la información correcta», afirmó Ochoa en una publicación en X, enfatizando que este proceso es transparente y está regulado por la Ley Electoral.

El consejero Marlon argumenta que, conforme al artículo 279 de la Ley Electoral, las actas deben publicarse de manera inmediata y sin alteraciones una vez enviadas por las JRV, y que cualquier intervención adicional violaría la normativa.

Según Ochoa, esta verificación en las JRV, donde participan representantes de los partidos LIBRE, Nacional y Liberal, es suficiente para garantizar la integridad de los resultados preliminares, evitando cualquier manipulación posterior.

INTROMISIÓN HUMANA: ¿UN RIESGO DE MANIPULACIÓN?

Por otro lado, la consejera del CNE y representante del Partido Nacional, Cossette López, defiende un modelo que incluye una verificación humana adicional después de que las actas son transmitidas al centro de datos del CNE.

Este mecanismo, establece un manoseo en el sistema, entre el acta física y los datos ingresados por el secretario de la JRV. En la que participan personas extras para hacer este proceso adicional.

Esto constituye una «intromisión humana» que abre la puerta a manipulaciones similares a las que, ocurrieron en las elecciones de 2013 y 2017 con David Matamoros Batson quien altero las actas para favorecer al Partido Nacional, un episodio conocido como la «curva Batson».

La intervención humana después de la transmisión de las actas podría replicar estos esquemas, ya que militantes de los partidos tradicionales decidirían, frente a una computadora en Tegucigalpa, qué actas se publican y cuáles no. Lo cual es una práctica ilegal y un acto de fraude tramposo, respaldándose en una interpretación estricta de la Ley Electoral que prohíbe al CNE modificar resultados enviados por las JRV.

En un país con un historial de cuestionamientos electorales, la distinción entre verificación e intromisión humana se ha convertido en un punto de fricción que amenaza la legitimidad de las elecciones de 2025.

Honduras merece unas elecciones transparentes como en 2021, con un proceso automatizado para evitar manipulaciones.


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